martes, 19 de marzo de 2019

Dende Nicaragua ao Parga: Georgina de los Angeles Molina, defensora dos dereitos das mulleres.



Psicóloga nicaraguana especialista no tratamento do abuso sexual, doce anos de experiencia no traballo con diferentes grupos organizados. Profesora de Biodanza e feminista por opción. Traballou con distintos grupos organizados na formación de mozas e mulleres líderes. Integrante do equipo multidisciplinario Ixaya- Palante no que traballou con profesoras de primaria e secundaria (rurais e urbanas) centradas na cultura de paz con equidade de xénero. En setembro do 2015 empeza a traballar como terapeuta/promotora e defensora de dereitos humanos desde a Fundación Augas Bravas Nicaragua1 que fundase Brigitte Hauschild para mulleres adultas sobrevivientes de abuso sexual.

A lo largo de mi ejercicio profesional aprendí a reconocer y defender mis derechos desde la cotidianidad de mi vida, hablar y escribir públicamente sobre los diferentes atropellos que viví. Mi principal virtud es no quedarme callada ante figuras de autoridad, cuestionar y proponer debates sobre nuestro ser mujer en este sistema patriarcal. Tengo más de nueve años señalando los atropellos, injusticias y abusos que viven mujeres, jóvenes, niños/as por parte del Estado de Nicaragua. Nueve años de no solo gritar en las calles estos atropellos a los derechos humanos, sino también de comparecer ante diferentes medios de comunicación, aulas de clases, grupos organizados, comunidades rurales y urbanas y a la vez acompañar a estas mujeres y niños/as en su recuperación emocional y con esto recuperar también sus poderes es decir la capacidad de que ellos/as puedan apropiarse y defender sus derechos.

O 27 Octubro 2018 saiu de Nicaragua e isto é o que lle pasou:

Estaba organizada en un grupo que trasladaba víveres y medicamentos a diferentes comunidades del país; yo y otros dos amigos elegimos el sector de Masaya. (Lugar donde residí cinco años) En varias ocasiones hicimos viajes hasta la comunidad de Nindiri (era lo más cerca que podíamos llegar) ahí nos esperaban amigos/as que estaban organizados/as en las trincheras y ellos/as se encargaban de la distribución de los víveres y medicamentos. A principios de Julio nos dispusimos a realizar otro viaje con dirección a Masaya pero en esa ocasión a la altura del km 14 nos retuvieron agentes de la policía nacional, nos requisaron el carro en busca de armas de fuego y revisaron mi teléfono celular, entraron a mi red social vieron mi foto de perfil y solo eso les bastó para decirnos que nosotros éramos delincuentes y que estábamos conspirando contra el gobierno. Luego de amenazarnos con trasladarnos a auxilio judicial nos dijeron que ellos eran buenas personas y que sabían que este gobierno iba a caer, pero que ellos (policías) necesitaban dinero para poder irse del país cuando todo acabara, uno de los policías nos pidió a cada uno/a nuestra dirección, número de teléfono, lugar de trabajo. Ese mismo policía nos escoltó hasta nuestras casas, se encargó de supervisar si poseíamos llaves de esa casa. Nos dijo que cada fin de mes uno de ellos pasaría por una de nuestras casas para que nosotros les entregáramos la suma de 400 dólares americanos a cambio del ¨favor de no apresarnos¨ y así fue hasta el mes de Octubre que mis amigos y yo logramos salir del país. 
En tres días renuncié a mi trabajo, desaloje mi casa y me despedí a como pude de mi familia y amistades. Actualmente estoy pidiendo asilo político en España, acogida por amigas/os con los que viví en Masaya.


Esperamos con moitas ganas e inquedanza a súa visita.

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